El verano llega a su fin. Superada la emoción del primer encuentro con los amiguitos de clase, llega la rutina en estado puro. Y no sé a vosotras pero a nosotros despedir el verano nos cuesta… Nos encantan los días aún largos y cálidos del mes de septiembre y su luz dorada. Apetece disfrutarlos al máximo y a veces aún sentimos pereza de recogernos temprano para cumplir con los horarios del día siguiente.
Es un dilema debatirse entre la responsabilidad y el disfrute. Pero como sabemos que los niños viven todo a través nuestro, este año vamos a dar la vuelta a la tortilla y a disfrutar de los preciosos momentos que nos ofrece el final del verano sin dejarnos llevar ni por el estrés, ni por la pereza.
Y sin hacer grandes esfuerzos nos hemos dado cuenta de que el truco es relativamente sencillo: hacer actividades que nos lleven con suavidad "de fuera hacia dentro".
Una vez más la naturaleza nos lo pone fácil
Pronto celebraremos la fiesta de la cosecha. Es la hora de recoger los frutos maduros de verano y prepararlos para que se conserven durante el invierno. Puede que no tengamos una huerta a mano pero seguro que encontramos algo mucho más sencillo y apetitoso: ¡moras!
Un largo paseo por el bosque o por cualquier camino un poco silvestre con una cestita en mano les encantará y estarán deseosos de llegar a casa para cocinar con nuestra ayuda una deliciosa mermelada de moras, que llenará la casa de un apetitoso y dulce olor.
Hacer mermelada es una forma tradicional y creativa de ofrecer un ambiente más acogedor y amable para empezar con las tareas del curso que comienza. Además, si conseguimos que no la devoren para merendar, nos ayudará a que se levanten con entusiasmo durante los próximos días.
Quien dice moras, dice avellanas, manzanas, nueces o ciruelas. Salir de paseo y llegar con los bolsillos llenos a casa es una actividad motivante y que nos lleva de fuera hacia adentro con tanta suavidad que casi no nos damos cuenta.
Los niños estarán encantados de llegar con sus tesoros a casa y de poder transformarlos en algo útil y comestible: mermeladas, galletas, compota…
Mermelada de moras
Para hacer la rica mermelada seguimos los siguientes pasos:
- Cogemos 8 puñados de moras
- las lavamos
- vertemos en la cazuela
- le añadimos 3 cucharadas de sirope de agave
- dejamos cocer a fuego lento hasta que el conjunto tenga una consistencia espesa, aproximadamente una hora
Pero como no tiene porqué ser siempre algo comestible y la naturaleza está llena de cosas bellas: flores, castañas, piñas, piedras, palos… cualquier cosa que sepamos admirar resultará idónea para decorar un rincón especial de la casa y crear la mesa de estación.
La mesa de estación
Es una costumbre Waldorf idónea para cualquier época del año, pero más si cabe en este momento en el que lentamente hacemos el tránsito del exterior al interior de nuestro hogar. La mesa de estación es un lugar de la casa mediante el cual poder vivir los cambios que se producen en la naturaleza en el interior de nuestro hogar.
Una mesa de estación Waldorf suele estar compuesta por:
- sedas y pañuelos o telas de lana de los colores de la estación correspondiente
- tesoritos recolectados en nuestros paseos
- hadas, enanitos del bosque y figuritas de las estaciones
- algún cuento que nos ayude a vivir el momento
- tarjetas con dibujos cálidos armoniosos que ilustran el paso del tiempo
Si os gusta la mesa de estación os agradeceríamos que nos lo hagáis saber y seguiremos sugiriendo ideas para decorarla a lo largo del curso.
Ya estamos pensando las siguientes ideas ;) Qué ilusión Verónica. Muchas gracias por tu comentario!
Me encanta la idea de la mesa de estación,me parece tan bonita y mágica..
Gracias por la receta y por las ideas
Si!! Seguid dándonos ideas por favor! 🙏🏻
Si!! Seguid dándonos ideas por favor! 🙏🏻
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